Como cirujanos ortopédicos, especializados en cirugía de las articulaciones, vemos a muchos pacientes obesos con limitación significativa de movilidad por artrosis en las rodillas o caderas con mucho dolor.
La ecuación es que a más obesidad y más dolor, menos movilidad tenemos. Las enfermedades asociadas con la obesidad como la diabetes y los problemas cardiovasculares vienen a complicar más la atención de estos pacientes.
Y nuestro fin principal es tratar de restaurar la movilidad de nuestros pacientes. Para ello usamos procedimientos no quirúrgicos (medicamentos, terapia física, etc) y quirúrgicos (operaciones para colocar prótesis articulares, etc.).
En el caso de cirugía, un paciente con índice de masa corporal mayor de 40 va a tener más complicaciones durante y después de la intervención que un paciente de peso normal.
Las complicaciones se pueden dar: durante la cirugía (dificultad de localizar venas o colocación de agujas para anestesia, asegurar suficiente flujo de oxigeno…) y después de la cirugía (infección de la herida, mala cicatrización, dificultad para respirar, coágulos sanguíneos…)
Por ello es importante concienciar al paciente de estos riesgos y que vea la idoneidad de realizar actuaciones para minimizarlos antes de la cirugía, pudiéndose demorar ésta para dar oportunidad a perder peso.
Es preciso dialogar y alentar a los pacientes a buscar apoyo a través de una variedad de fuentes: médico de atención primaria, nutricionista, especialista del aparato digestivo u otros servicios nutricionales accesibles. Es un complejo problema, en el que se requiere trabajo en equipo entre el paciente, el traumatólogo y el médico de atención primaria para tratar de conseguir un resultado seguro y con menos complicaciones para los pacientes.